Uno de los retos más cruciales a la hora de crear robots humanoides es la imitación de los músculos, tendones, ligamentos y otras estructuras del cuerpo humano que hacen funcionar nuestro sistema motriz. La inteligencia artificial centra en la mayoría de las ocasiones todas las miradas cuando se trata de robótica, pero la generación de este tipo de estructuras artificiales tiene una gran complejidad. En Japón un equipo de científicos ha trabajado durante 14 años para intentar simular lo más precisamente posible la anatomía humana.
El resultado es un robot surcado de estructuras que imitan los músculos, tendones y ligamentos humanos. Tiene la forma y el tamaño de un niño de 12 años. Lo han llamado Kenshiro y su complejidad anatómica (como se muestra en la imagen inferior) puede resultar turbadora, pero lo cierto es que la tarea realizada por los investigadores japoneses es admirable.
En Japón la robótica suscita especial interés, no sólo entre los círculos científicos, también en el conjunto de la sociedad. Tanto es así que el gobierno del país se ha planteado llevar a cabo unas olimpiadas para robots coincidiendo con la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020.
Tenía que ser por tanto en este país donde se creara un robot con músculos, tendones y demás estructuras humanas. Habitualmente no se intenta imitar la anatomía humana fielmente porque económicamente sale muy caro. No sólo hay que captar toda la complejidad y reproducirla con materiales como plásticos y metales (los huesos están hechos de aluminio), también hay que hacer que se mueva coordinadamente. Y esto ya es algo realmente difícil hoy por hoy. De hecho Kenshiro no se mueve autónomamente, sencillamente realiza movimientos cuando recibe instrucciones por software. Y ya tiene bastante mérito codificar instrucciones para que toda la estructura que compone un brazo se mueva de forma precisa para extenderlo.
El propósito de Kenshiro está orientado a las simulaciones. Teniendo una máquina con unas estructuras físicas similares a las de una persona es más sencillo probar la eficacia de medidas de seguridad o descubrir cuáles son los mejores diseños para las personas en vehículos, por ejemplo. También está previsto que sirva para aprender sobre nuestra constitución física.
Antes de Kenshiro ha habido otros robots cuya anatomía está inspirada en la humana, pero sin llegar a alcanzar su nivel de precisión. Destaca por ejemplo Atlas, una máquina auspiciada por DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) y que sin querer imitar las estructuras de una persona con fidelidad se ha constituido en una suerte de humanoide que camina y realiza movimientos muy humanos.