El Walkman cumple 35 años

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El walkman acaba de cumplir 35 años. Sus inicios no fueron sencillos, pero tampoco fortuitos. Conoce más del que, posiblemente, haya sido el primer dispositivo portátil que revolucionó la música.
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Fuera a donde fuese iba con mi Walkman a todas partes, incluso en el instituto lo usaba cuando estaba aburrido y las matemáticas me parecían insoportables, que era siempre. La táctica para que no me pillasen, ni a mí ni a otros, era ponerme el auricular por la manga de la camisa o jersey y apoyar la cabeza en la mano, de modo que no veía el cable y el profesor no sabían qué escondías entre la mano y la oreja. Masterplan.Recuerdo el primer Walkman que compré. Fue el Panasonic RQE10V con autoreverse y radio. Una pasada. Me permitía escuchar las cintas que, por aquel entonces (1998), se compartían de discotecas como Area o Pont Aeri. A día de hoy, aún guardo una de ellas como oro en paño. Recuerdo aquellos días como de los más intensos de mi vida.

Las cintas de cassette, o K7 como se llamaban en Francia, fueron un hito de los 80

Una de las consecuencias de usar cassette era que podías hacerte tu propia cinta y poner las canciones que más te gustaran. Recuerdo una en la que puse: Oasis, Chumbawamba, Undrop, Blur, Heredeiros da Crus, Aerosmith y Will Smith. Siempre he sido un ecléctico. Pero además, podías grabar las canciones que sonaban en la radio lo cual aumentaba tus posibilidades sobremanera. Y todo esto sin que nadie te hablase del derecho de copia o de autor. Tú tenías tu cinta de casette y podías hacer lo que querías con ella. Y a todos nos parecía lógico. Tanto que incluso algunos creían, yo entre ellos, que haciendo una cinta con las mejores canciones del momento podían conquistar a una chica. Craso error.
Como decía, al poder hacer tus propias creaciones la sensación de libertad era embriagadora. No había límites ni barreras ni fronteras ni baterías, tan solo unas pilas AA que se sustituían cuando la cinta iba más lento de lo normal. Esa libertad es la misma que demandaba Masaru Ibuka, co-fundador de Sony, a Norio Ohga cuando en 1978 le dijo que modificara la Sony Pressman, una grabadora indicada para periodistas, para que fuese stereo y tan solo reprodujera música en lugar de grabar sonido.

El origen

A finales de los ’70 Masaru Ibuka pasaba mucho tiempo en vuelos transoceánicos entre Japón y EE.UU. El país norteamericano se había convertido en una prioridad para los japoneses ya que gozaban de un gran mercado donde vender sus productos. En esos viajes, a Ibuka san, le gustaba relajarse con música clásica pero no había una manera eficaz de escucharla ya que necesitaba un reproductor estéreo, algo muy grande y pesado en la época, y el equipo que llevaba consigo, un Sony TC-D5 como el de la foto, era demasiado pesado y aparatoso.
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Norio Ohga acabaría siendo más tarde presidente de Sony

El jefe de la división de grabadoras de cinta, Kozo Ohsone, siguió las instrucciones de Norio Ohga que, a su vez, las había recibido de Ibuka y preparó un prototipo de la Pressman que no grabase sonido pero, en su lugar, lo reprodujera en estéreo. Días después Ibuka tuvo la oportunidad de probar el invento y quedó tan maravillado que se lo llevó al, entonces, presidente de la compañía, Akio Morita, y le dijo «Prueba esto. ¿No te parece que un reproductor de cassette que puedas escuchar mientras caminas es una buena idea?»
Morita sama, gran amante de la música clásica, comprendió de inmediato que lo que tenía entre las manos era algo que podía colocar a la compañía en la vanguardia de la tecnología. Para ello, dio instrucciones específicas a su equipo de ingeniería de que hicieran el producto «para satisfacer a los jóvenes que querían escuchar música todo el día». Pero no todo iba a ser un camino de rosas. Tenía que estar listo para el verano y venderse a un precio similar al de la Pressman.


El lanzamiento

Cuatro meses más tarde el TPS-L2 ya estaba listo con doble entrada de jack para compartir la música pero el nombre no era muy comercial, admitámoslo. La fecha de lanzamiento se acercaba y nadie se ponía de acuerdo con el nombre. Desde Sony America propusieron «Sony Disco Jogger» ya que la música disco y el jogging eran muy populares eran muy populares en la época. En cambio, Ibuka san, quería llamarlo Walkman, siguiendo la línea marcada por el Pressman. Por fin algo de coherencia. Por otro lado, Morita sama hizo uso de su cargo y acabó llamando al producto «Sundabout» en su salida en el mercado norteamericano. De hecho tuvo varios nombres hasta que no se utilizó el definitivo Walkman. En EE.UU el Sundabout, en el Reino Unido Stowaway y en Suecia el Freestyle.
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En lugar de una rueda de prensa convencional, Sony dio un tour por Tokyo a los periodistas

Pero antes de salir de Japón, el nuevo invento vivió momentos de incertidumbre cuando en julio de 1979 apenas había vendido un par de miles de unidades. Ni siquiera había llegado a las cinco mil que sus creadores habían estimado como aceptables. Así que los responsables de ventas tuvieron que remangarse las camisas y bajar a las calles de Tokio con unidades de prueba para enseñar a los ciudadanos las bondades y virtudes del Walkman. El resultado fue rotundo: antes de llegar a septiembre se habían vendido cerca de 50.000 unidades. Éxito total.
La gente que viajaba a Japón compraba el novedoso dispositivo para llevarselo a casa como regalo para familiares o amigos. Con un precio que rondaba los 150$ de la época era algo que combinaba tres factores importantes para triunfar: novedad, excentricidad y tecnología. En abril de 1980, Morita sama declaraba en una reunión de ventas que «Walkman» sería el nombre comercial final y en junio del mismo año desembarcaba en los EE.UU preparado para triunfar. Tanto es así que se calcula que entre todos los modelos se han vendido 385 millones de unidades en todo el mundo. Un cifra que ha otorgado a Sony la categoría que tiene a día de hoy.
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El declive

31 años después de su lanzamiento, el 24 de octubre de 2010, Sony anuncia el cese de producción de los walkman. Sin embargo se sigue utilizando el nombre como marca orientada a la excelencia musical en productos de la casa japonesa como móviles o reproductores MP3. Aunque es cierto que el invento duró más de tres décadas, su declive comenzó apenas un año después de salir al mercado.
En la interminable carrera por la innovación y la dominación del mercado con un formato propio que supere a los demás, Sony presentó en 1980 el compact disc. Un formato revolucionario que permitía almacenar hasta 80 minutos de audio, frente a los 60 del casette, con una calidad que superaba con creces a cualquier otro formato hasta entonces conocido.

La primera grabación en CD fue Eine Alpensinfonie de Richard Strauss

Un año después, el director de orquesta Herbert Von Karajanpromovió en el festival de Salzburgo la cualidad y las ventajas del CD que, a partir de ahí empezó a popularizarse. Lo que poca gente conoce es la amistad que Von Karajan tenían con Norio Ohga, el creador del primer prototipo de Walkman. El ingeniero japonés había estado en Berlin y Munich estudiando música, hecho que le había permitido colaborar con Sony y entrar a trabajar en la compañía. En octubre de 1982 salía a la venta el primer reproductor de CD del mundo, el Sony CDP-101, y en 1984 se lanzaba el CD Walkman D-5.
La historia del Walkman y la del consumo de musical a nivel doméstico está ligada a Sony. Es por eso que no he hablado de otras casas en este artículo. Prácticamente todas las marcas de electrónica de consumo han hecho su incursión en el mundo de los reproductores portátiles, con mejor o peor resultado. Aunque el que siempre estuvo, ha estado y estará ahí es Sony y su Walkman.
Para elaborar esta historia se han consultado:
Información corporativa de Sony.
Información del sitio Walkman Archive
Fotografías de grayfkanneksuit.net

Fuente
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