A la hora de comprar una impresora doméstica, son varias las elecciones a hacer: tinta o láser, multifunción o solo impresora, con o sin WiFi, con pantalla o solo botones, con calidad fotográfica… Para ayudarte a encontrar el modelo ideal, te proponemos los siguientes consejos prácticos.
1: Número de tintas
Si estás pensando en comprar una impresora doméstica, lo primero que debes hacer es fijarte en su tecnología de impresión. Para el sector doméstico, lo más habitual es que el método empleado sea la inyección de tinta, quedando el láser reservado a entornos profesionales.
No obstante, si no necesitamos imprimir en color, ya hay impresoras láser monocromo a precios muy asequibles, y tanto la duración del tóner como la calidad de impresión pueden compensarnos si vamos a imprimir mucho material.
Centrándonos en la inyección de tinta, es fundamental saber cuántas tintas posee un equipo y en cuántos cartuchos se distribuye. Por regla general, tendremos cuatro tintas (CMYK, o lo que es lo mismo, cián, magenta, amarillo y negro), pero en el caso de equipos para impresión fotográfica de calidad, se incorpora una quinta tinta que aporta un extra de calidad (negro con pigmentos, para mejorar los niveles de brillo, contraste y saturación).
Si nos fijamos en cómo se traduce al número de cartuchos, lo mejor es siempre que sean independientes, esto es, un cartucho para el negro y otros tres para el color (y otro más si hablamos de cinto tintas). Los equipos más asequibles suelen recurrir a solo dos cartuchos (uno para el negro y otro que combina los tres colores primarios), lo que en la práctica tiene un inconveniente: si se nos acaba el azul, pero no el amarillo y el rojo, tendremos que sustituir todo el cartucho para no obtener resultados distorsionados, con lo que acabaremos malgastando tinta.
2: Precio de los consumibles
A la hora de comprar una impresora doméstica, no debemos dejarnos cegar únicamente por el precio del equipo. Los fabricantes suelen venderlos por debajo del coste real de fabricación para acabar recuperando el dinero con la venta de consumibles. Por ello, nos conviene fijarnos también en lo que cuesta cada cartucho y en la existencia de ofertas para adquirir packs completos.
Lo más recomendable es visitar la página web del fabricante en cuestión para ver qué consumibles son compatibles con nuestra impresora y saber aproximadamente cuánto nos costarán.
Asimismo, se suelen comercializar dos tipos de cartuchos: normales o de alta duración. Los segundos son más caros a priori, pero si nos fijamos en su capacidad, acaban compensando con creces. Eso sí, si no vamos a imprimir más que de vez en cuando, mejor recurrir al de capacidad estándar, ya que la tinta se acaba secando si no la utilizamos habitualmente y se hace necesario limpiar los cabezales al volver a imprimir tras mucho tiempo sin hacerlo (un proceso automático que consume mucha tinta).
3: Equipos multifunción con escáner incorporado
Por diferencia de precio y, sobre todo, por oferta, prácticamente todas las impresoras de tinta domésticas son ya multifunción. O lo que es lo mismo: vienen con escáner incorporado.
De esta forma, podemos hacer fotocopias fácilmente y escanear todo tipo de documentos. La resolución varía, y cuanto mayor sea, más fidelidad obtendremos al digitalizar una página, pero por regla general casi todos los equipos parten de un mínimo aceptable para fines cotidianos (1.200 puntos por pulgada, o ppi).
Si necesitamos escanear documentos con máxima precisión (para tareas de diseño gráfico, por ejemplo), podemos dar el salto a los 4.800 ppi.
4: Conectividad: ¿con o sin WiFi?
Por lo general, para conectar una impresora al ordenador lo solíamos hacer mediante cable USB, algo rápido y práctico. Pero por fortuna, y sobre todo para facilitar la compatibilidad con los omnipresentes smartphones y tabletas, ahora muchos modelos vienen con WiFi integrado.
Gracias a esta prestación, podremos imprimir desde cualquier lugar sin cables, e incluso podremos poner trabajos en cola desde la Nube o de forma remota, o incluso enviando un simple e-mail a una dirección predeterminada.
Otros aspectos que pueden resultar de interés son la presencia de lectores de tarjeta o entrada para memorias USB, para poder imprimir fotos y documentos con solo conectar uno de estos medios de almacenamiento externos.
5: Carga de papel
El lugar por el que cargaremos el papel suele ser un aspecto al que no prestamos atención… hasta colocar el equipo en nuestra casa.
Por una parte, las impresoras más avanzadas cuentan con un compartimento en el que podemos almacenar el papel para no tener que cargarlo cuando queramos imprimir (por ejemplo, con capacidad para 50 o 100 hojas), y otras son capaces de admitir la entrada desde la parte superior, trasera o frontal.
En cambio, las impresoras más asequibles solo suelen permitir la carga de papel levantando la tapa superior e produciéndolo manualmente (con soporte para unas cuantas hojas, claro está), algo que puede resultar engorroso si vamos a emplazar el equipo en una estantería o en un lugar en el que el acceso superior está limitado. Fíjate bien antes de decidirte por un modelo u otro en función de tus necesidades.
6: Mejor con pantalla incorporada
Aunque los botones y el software nos permiten manejar todas las funciones de la impresora, es mucho más sencillo hacerlo si cuenta con su propia pantalla, ya sea monocromo o a todo color. Por ello, a la hora de comprar una impresora doméstica, el desembolso adicional merecerá la pena si buscamos un modelo con tal prestación.
Algunas de ellas son tan sencillas de utilizar como un teléfono móvil, e incluso puede que acepten la instalación de sus propias aplicaciones para un sinfín de tareas.
7: Impresión a doble cara y velocidad
Ahorrar papel es recomendable tanto por fines prácticos como por respeto al medio-ambiente. Así, imprimir a doble cara es siempre un buen consejo.
Los modelos más básicos nos permitirán hacerlo a mano (en ocasiones, guiándonos a través de software o con indicaciones en la propia impresora para introducir el papel en la posición correcta), mientras que otros son capaces de hacerlo por sí solos.
Por otra parte, también puedes fijarte en lo que tardará en imprimirse un trabajo. Suele expresarte en tiempo en el que se obtiene la primera página o indicando cuántas hojas se imprimen por minuto (en modo borrador o normal).
8: Tamaño y diseño
Aunque podamos pensar que a simple vista todas las impresoras y equipos multifunción son muy similares, los hay de todos los tipos. Cuanto más compacto sea, mejor, aunque a veces sea difícil disponer de todas las funciones necesarias en un pequeño chasis.
Y por supuesto, se comercializan en muchos colores distintos, perfecto si queremos que todos nuestros periféricos sean del mismo color que nuestro ordenador y monitor.
Otro aspecto a tener en cuenta es saber si el transformador de energía está integrado en el propio cuerpo de la impresora o si por el contrario viene por separado, ya que tendremos que tener en cuenta un espacio adicional para colocarlo (sobre todo si son muy voluminosos). Lo mejor es que se trate únicamente de un cable y listo.