Tras un 2013 en el que lograron unos muy buenos resultados con el LG G2, los asiáticos de LG vuelven a la carga con su nuevo buque insignia, el LG G3. ¿Será este smartphone el mejor móvil del año 2014, como muchos venían anticipando incluso antes de su presentación oficial? La respuesta a esta pregunta, y mucho más, en este análisis a fondo del LG G3.
Más de una vez habrán leído que, para mantenerse entre los mejores, es necesario trabajar día tras día, superar pequeñas metas de forma continuada; no basta con hacer un buen trabajo en una ocasión aislada. Un ejemplo muy bueno de ello es el Atlético de Madrid, quien, durante esta pasada temporada 2013/14, ha empleado dicha filosofía: partido a partido, paso a paso; superándose día tras día. Y no les ha ido mal, ¿verdad? Para los que no sigan el fútbol español, el Atlético de Madrid ha sido campeón de Liga BBVA en España y subcampeón de la UEFA Champions League, toda una hazaña para un equipo que no cuenta ni con la mitad de presupuesto que algunos de sus rivales (FC Barcelona y Real Madrid CF).
La historia de LG es relativamente similar. Tras algunos fracasos en 2011 y 2012 (con el LG Optimus 2X, LG Optimus 3D y LG Optimux 4X HD), lanzaron el LG Optimus G, el comienzo de una nueva era para la compañía asiática. Contaba con un muy buen diseño, un software bastante aceptable y una potencia descomunal en su interior. Este, poco más tarde, sería la inspiración para el Nexus 4, otro de los smartphones que más han marcado la historia reciente de LG.
En 2013, la compañía asiática volvió a dar otro pasito hacia delante con el LG G2 y el Nexus 5. Aunque más que un «pasito» lo podríamos calificar como un «gran paso». Y es que, tras estar a la sombra del resto de fabricantes en la gama alta (en cuanto a popularidad y, en ocasiones, en cuanto a calidad), en 2013, gracias a esos dos dispositivos, LG pudo competir de tú a tú con los principales dispositivos del sector. Y no solo competir con ellos, sino superarlos en una gran cantidad de aspectos, lo que trajo como consecuencia que ambos smartphones de la compañía asiática coparan varios rankings de calidad y popularidad. No en vano, en Hipertextual nombramos al Nexus 5 como el mejor smartphone del pasado año, tras una dura batalla con otros contendientes como el propio LG G2.
Y en 2014, LG pretende continuar con su misma filosofía: paso a paso, poco a poco, superándose día tras día y alcanzando pequeñas metas a corto plazo. Eso sí, ahora los objetivos son mucho más ambiciosos. No basta con competir y restar ventas a los principales dispositivos del sector; ahora pretenden que su smartphone estrella, el LG G3, se corone como el mejor dispositivo de 2014 (o al menos de esta primera mitad del año). ¿Lo habrán logrado?
Líneas similares, feeling renovado |
Para intentar lograr ese objetivo, LG no ha querido poner un punto y aparte con este LG G3. La fórmula que iniciaron con el LG G2 era realmente buena, así que no era necesario hacer un cambio radical para que este LG G3 funcionase. Esto es apreciable, sobre todo, en las líneas de diseño, la construcción y los acabados.
Para empezar, la compañía asiática ha decidido conservar los extremadamente delgados marcos alrededor de la pantalla, una decisión totalmente acertada. Esto permite que, a pesar de incorporar un panel de 5.5 pulgadas (una diagonal realmente grande, si tenemos en cuenta que la mayoría deflaghips del momento no superan las 5.2 pulgadas de diagonal), las dimensiones totales del smartphone sean de solo 146.3 x 74.6 x 8.9 mm, lo que se traduce en un dispositivo cómodo de utilizar (teniendo en cuenta que hablamos de un smartphone bastante grande, claro). Para que tengan una referencia, el Samsung Galaxy S5, con 5.1 pulgadas de pantalla, tiene unas dimensiones de 142 x 72.5 x 8.1 mm. No mucho menos que el LG G3.
Otro aspecto que la compañía asiática ha decidido conservar son los botones traseros, los cuales, como ya comenté en la reseña del LG G Flex, me parecen todo un acierto en terminales de estas dimensiones. Y más en este LG G3, donde la compañía ha mejorado el tacto y la textura para que sea más fácil diferenciar los tres botones. Es cierto que al principio puede resultar antinatural (sobre todo si llevas muchos años utilizando smartphones con botones en los laterales y en la zona superior, como es mi caso), pero al séptimo día, se hace la luz y no quieres volver atrás.
Un pequeño detalle sobre el botón de bloqueo es que ahora no incorpora un LED de notificaciones como sí habíamos visto en anteriores modelos de la marca. Es un pequeño detalle que me gustaría haber visto en este LG G3, pues es francamente útil para saber si tenemos alguna notificación cuando la pantalla no está mirando hacia nosotros. Tendremos que conformarnos con el LED de notificaciones que sí se ha conservado en la zona frontal (justo encima de la pantalla).
En este LG G3, afortunadamente para muchos usuarios, podremos retirar la tapa trasera para acceder a la batería (reemplazable) y a las ranuras para tarjetas microSD y microSIM. Este es un pequeño detalle que cada vez menos fabricantes están teniendo en cuenta, pues la tendencia parece ser los diseños unibody como el del iPhone 5s, HTC One (M8) o Sony Xperia Z2. Probablemente para muchos carezca de importancia (como es mi caso personal), pero para otros es algo vital, así que nunca está de más que se pueda retirar.
En el apartado de los materiales, LG ha dado un paso hacia delante con este LG G3 y ha empleado una especie de híbrido entre aluminio y plástico. Más concretamente, el chasis del dispositivo sigue siendo plástico, aunque con una gran diferencia: no cruje como en algunos LG G2 y, además, imita tanto en tacto como en apariencia al aluminio pulido. De esta forma, LG logra darle un toque más premium a su dispositivo y, al mismo tiempo, mantenerlo a dieta (149 gramos, una cifra bastante baja para las dimensiones de este dispositivo).
Pero, ¿cómo se siente y como luce este material? La verdad es que francamente bien. Obviamenteno llega a la excelencia del HTC One (M8) o del Sony Xperia Z2, que emplean aluminio y cristal templado, pero sí se sitúa claramente por encima del Samsung Galaxy S5 en este sentido. Es decir, no se siente como un producto «plasticoso» de baja calidad; se siente como un smartphone robusto, sólido y agradable en la mano. Además, este acabado que imita al aluminio cepillado hace que tenga bastante buen agarre, lo cual se agradece enormemente en un terminal con estas dimensiones.
Así pues, en resumen, podríamos decir que este LG G3 es una versión pulida y refinada del LG G2 en lo que a acabados, construcción y diseño se refiere. Mantiene lo bueno del LG G2 (reducidos marcos de pantalla, ergonomía y botones traseros) y mejora aspectos clave para proporcionar un mejor feeling general (un acabado más premium, mejor diferenciación de los botones traseros y mayor solidez y robustez general). Tan solo he encontrado una pequeña queja sobre el diseño y la construcción del dispositivo, y es que no resiste al agua y al polvo como algunos de sus principales rivales. Para muchos, esa característica es totalmente prescindible por el momento, pero es una tendencia que cada vez más fabricantes siguen –de hecho, lo más probable es que en los próximos años todos los gamas altas cuenten con estas resistencias– y que, para muchos usuarios, puede ser un factor decisivo.
Hardware y rendimiento: pura potencia, aunque algo menos de la necesaria
Tal y como se espera de un flagship de esta primera mitad de año, el LG G3 incorpora los mejores componentes internos del momento, situándose así a la par de los principales competidores del momento.
El principal progatonista es el SoC Qualcomm Snapdragon 801. Más concretamente, se trata del modelo 8974-AC, el mismo que hemos visto en el Samsung Galaxy S5 y en la variante asiática del HTC One (M8). Este SoC está fabricado en 28 nanómetros, por lo que, además de ocupar un menor espacio en el dispositivo, también es más eficiente energéticamente. En el interior de este System on Chip nos encontramos a una CPU de cuatro núcleos Krait 400 (diseñados por la propia Qualcomm) a 2.5 GHz cada uno, una GPU Adreno 330 a 578 MHz, soporte para redes LTE, Bluetooth 4.0, Wi-Fi a/b/g/n/ac de doble banda (2.4 GHz y 5 GHz), soporte para memoria LPDDR3 de hasta 933 MHz y un chip GPS y GLONASS. En definitiva, uno de los mejores SoCs del momentotanto por potencia bruta como por lo completo que es en todos los aspectos de conectividad. Eso sí, no supone un gran avance respecto al Qualcomm Snapdragon 800, pues tan solo aumenta sensiblemente la velocidad de reloj de algunos chips (como la CPU y la GPU) y añade soporte para eMMC 5.0.
A este SoC debemos añadir 16 GB de memoria interna (ampliables mediante microSD) y 2 GB de memoria RAM LPDDR3 –3 GB en el caso de la versión asiática, que también cuenta con 32 GB de memoria interna–. Es decir, un conjunto realmente solvente para todo tipo de tareas que se le presente.
En tareas «normales» como redes sociales, navegar por internet, leer feeds en Press y similares, no encontraremos ningún tipo de queja con el LG G3. Todo funciona a la perfección: rápido y fluido (incluso el scroll). Tal y como podemos esperar de un smartphone de gama alta en 2014.
Con juegos exigentes, el LG G3 también se desenvuelve sin problemas. He ejecutado títulos como Riptide 2 GP, Asphalt 8, Virtua Tennis, y Modern Combat 4 y la experiencia ha sido más que satisfactoria con todos ellos. Eso sí, tras largos periodos ejecutando estas aplicaciones, he apreciado que el terminal se calienta considerablemente. Para contrarrestar ese calentamiento, el propio terminal reduce el brillo máximo de la pantalla (limitándolo a un 80% aproximadamente), algo que parece surtir un poco de efecto y reduce la temperatura del terminal. No obstante, ese calentamiento no es, a priori, nada alarmante.
En momentos muy concretos, se aprecia como el Snapdragon 801 sufre ligeramente con la pantalla 2K
En cuanto a rendimiento, tan solo puedo encontrar una pequeña queja al LG G3 y son las ligeras bajadas de FPS que se experimentan en determinados momentos. Algunas transiciones no resultan tan fluidas y, en momentos muy puntuales, algunas aplicaciones como juegos exigentes experimentan ligeras bajadas de FPS (que no llegan a dificultar la jugabilidad). No es algo habitual, y solo los más detallistas podrán apreciar esas ligeras bajadas de FPS, pero existen, y es algo que no debería ocurrir con el hardware que incorpora este LG G3.
¿Por qué se producen esas bajadas momentáneas de FPS (Frames per second)? Básicamente, por su pantalla. Este LG G3 monta un panel con resolución QHD, superior a las Full HD que estamos viendo en el resto de la competencia. Esto implica que el procesador y la GPU tienen que procesar una mayor cantidad de información que otros terminales con pantalla Full HD. Por ello, en situaciones extremas como juegos, se aprecian bajadas de FPS muy puntuales.
Este pequeño inconveniente anteriormente citado, se refleja en los benchmarks, donde, a pesar de tener el mismo SoC y la misma RAM que sus principales rivales, el LG G3 no iguala las cifras de estos.
En conclusión, el rendimiento de este LG G3 es francamente bueno en el 95% de las ocasiones. Es rápido y fluido como la gran mayoría de su competencia, y solo los usuarios más exigentes notarán, en momentos muy puntuales, algunas bajadas de FPS –vean que rizamos el rizo, pues son situaciones muy concretas en las que se aprecia esa bajada de rendimiento–.
Software: más coherencia, sentido común y atractivo
En el LG G2, la compañía asiática dio un paso de gigante en lo que a optimización se refiere. En el Optimus 4X HD y en el LG Optimus G ya pudimos ver un avance considerable en este sentido, perono fue hasta el LG G2 cuando pusieron la guinda al pastel y todo se hizo aún más suave, fluido y rápido. De hecho, en términos de rendimiento, era toda una delicia usar ese terminal.
Así pues, alcanzado ese gran nivel de optimización, era momento de mejorar la estética de su UI, y esa ha sido una de las principales mejoras que encontramos en el LG G3: una interfaz totalmente renovada estéticamente, con una nueva paleta de colores, iconos más planos y una interfaz, en términos generales, mucho más minimalista y moderna. Nada que ver con la sobrecargada que vimos en el LG G2 y otros terminales coetáneos de la marca; es mucho más atractiva visualmente –aunque quizá no sea la UI más atractiva que hayamos visto en Android hasta ahora– y, sobre todo, más coherente.
Asimismo, también se ha eliminado mucha de la «paja» que vimos en el LG G2 en cuanto a funciones se refiere. Algo similar a lo que Samsung hizo con el Samsung Galaxy S5, en el que eliminó muchas funciones extras –y en algunos casos, las escondió– con el objetivo de simplificar la experiencia de usuario y centrarse en lo que realmente importa.
De todo el software que encontramos en el LG G3 (basado en Android 4.4 KitKat, como es obvio), estas son las funciones más destacables y útiles:
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Knock-On. Ya la comenté con el LG G Flex, y mi compañero Javier Lacort hizo algo similar con el LG G2. Esta función nos permite, básicamente, bloquear y desbloquear el terminal haciendo un doble tap en la pantalla. Además, su velocidad de respuesta y precisión se ha visto mejorada en este LG G3 respecto a modelos anteriores, lo que es sin duda muy positivo. Es un sistema que resulta realmente útil en nuestro día a día, pero, especialmente, cuando el terminal está apoyado sobre una superficie (recordemos que los botones de bloqueo están situados en la parte trasera, de forma que no son accesibles fácilmente si el terminal se encuentra apoyado sobre una superficie).
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Knock Code. De esta función concreta ya hablamos hace algunos días tanto en Celularis como en ALT1040. Tampoco debuta en el LG G3, pero es, probablemente, el terminal en el que más repercusión va a lograr. Este sistema nos permite, básicamente, desbloquear nuestro smartphone mediante una secuencia de toques en determinadas zonas de la pantalla. Resulta realmente cómodo y útil, además de ser bastante seguro para el día a día.
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Pop-ups para llamadas y mensajes entrantes. Cuando recibimos un SMS o una llamada entrante, en lugar de aparecer una notificación en la barra de tareas o abandonar la aplicación en la que nos encontramos, aparecerá un pequeño Pop-up en la zona superior, de forma que no tendremos que abandonar lo que estamos haciendo para responder a la llamada o al SMS. Además, en una pantalla tan grande como la del LG G3, resulta bastante práctico.
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Personalizar barra de navegación. El LG G3 incorpora botones on-screen, al igual que el LG G2 y muchos otros dispositivos de gama alta –de hecho parece que solo Samsung sigue apostando por botones físicos y capacitivos–. Y, al igual que permitía en modelos anteriores, en este LG G3 podemos personalizar esos botones de software, añadiendo o quitando algunos. Por ejemplo, en el tiempo que he usado el LG G3, mi configuración ha sido de cuatro botones: los tres clásicos de Android y uno que permite desplegar la barra de notificaciones sin necesidad de desplazar nuestro dedo hacia la zona superior, muy útil para usar el móvil con una sola mano.
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Operación con una mano. Aunque el LG G3 es realmente cómodo de usar para ser un terminal de 5.5 pulgadas, sigue siendo un terminal grande. Así pues, para personas con manos pequeñas, el modo de «operación con una mano» será realmente útil, pues, básicamente, facilitará el uso con una mano del terminal mediante el desplazamiento de los elementos principales de la interfaz hacia un lateral. Puede parecer un poco absurdo, pero existen diversas ocasiones en las que se agradece eternamente.
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Modo de invitado. ¿Vas a dejar tu móvil a un amigo para consultar algo o a tus hijos para jugar? El modo invitado te permite precisamente que, si un extraño usa tu terminal, no pueda acceder a información sensible como el correo ni modificar lo que ya tienes establecido en tu smartphone.
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Pantalla dividida. Samsung introdujo esto con el Samsung Galaxy Note 2, y, desde entonces, he estado echándolo en falta en cada dispositivo que he tenido. Afortunadamente, LG ha decidido incorporarlo en este LG G3. Básicamente, este sistema permite ejecutar dos aplicaciones al mismo tiempo en pantalla dividida, algo que resulta realmente práctico si usas el smartphone para tareas de productividad o, simplemente, te gusta realizar varias tareas al mismo tiempo. Eso sí, el sistema de Samsung es algo mejor, pues el número de aplicaciones compatibles es algo mayor. No obstante, se agradece su presencia en este LG G3 y es cuestión de tiempo que aumente la oferta de apps compatibles con esta característica.
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Smart cleaning. En más de una ocasión, habrás querido obtener algo de espacio en tu dispositivo mediante el borrado de archivos innecesarios, ¿no? En Google Play existen muchas utilidades para ello, pero el hecho de que LG haya decidido incorporar una utilidad propia para ello es de agradecer. Y más aún si funciona tan bien como Smart Cleaning.
Así pues, podríamos decir que LG ha hecho un buen trabajo en lo que a software se refiere. Ha escuchado a los usuarios mejorando su interfaz de usuario, ha reducido el número de características y ha aportado más coherencia y sentido común a su capa. Eso sí, aunque ha sido un gran paso hacia delante, estéticamente, sigue habiendo margen de mejora.
Cámara: infrarrojos para hacer brillar al LG G3
El apartado fotográfico es bastante importante en este LG G3. En la parte trasera, nos encontramosun sensor Sony IMX135 de 13 megapíxeles, con un tamaño de 1.12 µm por pixel y un tamaño total de 1/3.06″. En la zona frontal, nos encontramos un sensor también Sony, pero en este caso el modelo IMX208, con un tamaño de 1.4 µm por pixel y un tamaño total de 1/5.8″. La distancia focal de la cámara trasera es de 3.97mm y la apertura máxima es de f/2.4. En el caso de la cámara frontal, la distancia focal es de 1.8mm y la apertura máxima es de f/2.0. A este tándem, debemos sumar un flash LED de dos tonos en la parte trasera (como el del iPhone 5s) y un nuevo sensor infrarrojo de ayuda al enfoque.
En condiciones de buena luminosidad, la cámara principal es capaz de proporcionar muy buenos resultados. Unos colores equilibrados, un balance de blancos bastante bueno y un rango dinámico amplio. Pero, sobre todo, destacaría dos mejoras bastante importantes respecto a modelos anteriores en estas situaciones: no se aplica una reducción de ruido agresiva (como en el LG G2) ni se incrementa agresivamente el contraste (como en el LG G Flex). De hecho, en condiciones con buena luminosidad, esta cámara está a la par de las principales del mercado (en lo que a resultados se refiere): iPhone 5s, Samsung Galaxy S5 y Sony Xperia Z2.
Con poca luz, el rendimiento es bastante similar. Obviamente, se aprecia ruido en las capturas, aunque menos de lo que veíamos en anteriores generaciones. Esto es gracias a la mejora del sistema de estabilización óptica (OIS+), que permite a LG aumentar los tiempos de exposición (y, por lo tanto, capturar más luz) sin modificar los valores de ISO en exceso, además de evitar que las fotografías salgan movidas. La única queja, en este caso, es la reducción de ruido por software, que, si bien es mucho menos agresiva y hace que se pierda menos detalle que en otros terminales, sigue siendo molesta en determinadas ocasiones. No obstante, esto es solo apreciable cuando hacemos zoom en la imagen a un nivel considerable.
Fotografiar en modo macro era una de las virtudes del LG G Flex, y en este LG G3 también lo sigue siendo. Podemos acercarnos a objetos sin miedo a que la captura salga desenfocada, lo que hace que este móvil sea idóneo para aquellos que nos gusta fotografiar la naturaleza y pequeños objetos en nuestro día a día.
En el apartado del enfoque, LG ha hecho un gran avance con este LG G3. La compañía asiática ha incorporado un sistema de enfoque basado en infrarrojos. El sistema, básicamente, consiste en:
- 1. El sensor emite una serie de ondas infrarrojas que chocan con diversos objetos. Estos objetos reflejan las ondas, las cuales, vuelven al sensor emisor.
- 2. El smartphone interpreta los diversos valores de la onda recibida (como el tiempo que ha tardado en volver al sensor, longitud de onda, etc.). Esta información, combinada con la información capturada por el sensor fotográfico, hace que el dispositivo tenga una mejor idea de la posición de los diferentes elementos. Un sistema similar al que emplean los submarinos.
¿En qué ayuda este enfoque por infrarrojos? LG asegura que es más rápido que los sistemas empleados anteriormente, algo que no discuto, pero, es cierto que, en la práctica, las diferencias con otros smartphones como el Samsung Galaxy S5 son imperceptibles. Donde sí se aprecian mejoras es en la precisión y en la consistencia del enfoque. A diferencia de sistemas anteriores, este LG G3 es capaz de enfocar sin problemas incluso en condiciones de baja luminosidad, además de ser mucho más preciso y consistente en todas las ocasiones. Es ahí donde sí he notado una diferencia notable.
Dejando a un lado la cámara trasera, pasemos ahora a la cámara frontal, donde LG también ha hecho grandes avances. Si bien no cuenta con una resolución de 5 megapixeles como el HTC One (M8), la calidad de imagen del sensor (de 2.1 megapixeles, recordemos) es realmente buena, permitiendo realizar «selfies» de bastante calidad. Eso sí, no habría estado de más que LG hubiese aumentado sensiblemente la resolución, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez se da más uso a la cámara frontal con la moda de las «selfies».
Por último, llegamos al apartado del software de la cámara, un punto donde LG ha decidido simplificarlo todo. La aplicación nativa incorpora modos interesantes como el de enfoque selectivo, posibilidad de realizar fotografías frontales con gestos… etc. Asimismo, permite elegir entre HDR, diferentes resoluciones de vídeo y fotografía… etc. Es decir, todo lo básico está presente. No obstante, echo en falta dos características que, personalmente, siempre me han gustado en los dispositivos Android: modificar la exposición manualmente y elegir dónde quiero almacenar mis fotografías (memoria interna o tarjeta microSD). Para la gran mayoría de personas, estas dos características no son imprescindibles, pero si quieres sacar algo más de partido a la cámara, resultan de gran utilidad. Por suerte, basta con instalar una cámara de terceros de la Google Play Store y podremos regular estos parámetros.
Así pues, en resumen, este LG G3 es realmente bueno en el apartado fotográfico. Puede competir con cualquiera de los terminales del momento en la mayoría de situaciones, incluso con el iPhone 5s, que, en mi opinión, cuenta con la mejor cámara del momento –con el permiso del Lumia 1020, claro–. Buen trabajo de LG en este apartado.
…
Pantalla: ¿merecen la pena tantos pixeles?
Llegamos a la estrella del LG G3: la pantalla. Y es que, mientras todos los flagships de esta primera mitad de año han incorporado un panel Full HD –a excepción de Oppo Find 7–, este LG G3 monta un panel True IPS con resolución QHD (1440 x 2560), un aumento de resolución que eleva la densidad de pixeles de este panel de 5.5 pulgadas hasta los 534 pixeles por pulgada. Para que tengan una referencia, sus principales rivales (HTC One (M8), Samsung Galaxy S5 y Xperia Z2) cuentan con unos 440 ppp, a excepción del iPhone 5s que se mantiene en los 326 ppp.
Pero, la pregunta que todos se hacen es, ¿se nota ese aumento de resolución y de densidad de píxeles? ¿Merece la pena? A la primera pregunta, la respuesta es sí. No es un salto como el que vimos de las pantallas HD a las Full HD –donde sí era bastante apreciable la diferencia–, pero los más detallistas sí notarán una ligera mejora. Las imágenes se muestran algo más nítidas y es imposible distinguir dos pixeles a simple vista, por mucho que nos acerquemos. No obstante, es cierto que la gran mayoría de personas no encontrarán diferencias entre un panel Full HD y un panel QHD; solo aquellos más detallistas podrán percibir una ligera diferencia.
El aumento de resolución es mínimo. No merece la pena sacrificar autonomía y rendimiento por ello
A la pregunta de «¿Merece la pena?», la respuesta, desde mi punto de vista, es no. Básicamente por tres razones: aún no existen contenidos que la aprovechen (de hecho ni la propia app de YouTube soporta resoluciones QHD); perjudica al rendimiento y a la autonomía; y la diferencia de nitidez no es tan grande como para justificar las ligeras pérdidas de rendimiento y autonomía que experimenta este LG G3 respecto al modelo anterior. Personalmente, creo que un panel como el del LG G2 (en lo que a resolución y densidad de pixeles se refiere), habría sido una mejor opción, al menos de momento.
Es una situación similar a la que vivimos con los primeros terminales Full HD: su autonomía y su rendimiento se veía ligeramente perjudicado por ese aumento de resolución. No obstante, en el cambio de HD a Full HD sí había una diferencia notable para la mayoría de personas, algo que no ocurre con estos paneles QHD, en los que solo un pequeño grupo de personas podrá notar realmente diferencias de nitidez. Así pues, si sumamos que apenas aporta mejoras en cuanto a nitidez, con la falta de contenidos adaptados y el lastre que supone en cuanto a autonomía y rendimiento, es justo decir que, por el momento, no merece la pena una pantalla QHD en un smartphone. En un futuro, con baterías de mayor tamaño, SoCs más potentes y contenidos adaptados, probablemente sí merecerá la pena; pero, por el momento, insisto en que no.
Dejando a un margen la resolución, es hora de hablar de otros aspectos como los niveles de brillo.Este LG G3 logra un brillo máximo de 450 nits –que colabora a una visibilidad en exteriores más que buena– y un brillo mínimo de 9 nits. No son cifras excelentes, pero no son ni mucho menos malas. Digamos que están en lo esperado en un gama alta del año 2014.
En cuanto a contraste, encontramos nuevamente un nivel bastante bueno, aunque no excelente. El ratio de contraste es de 1:990, una cifra que se encuentra en la media, pero no alcanza a la excelencia de las pantallas AMOLED en este sentido, cuyo ratio de contraste es infinito. No obstante, existen paneles IPS en el mercado capaces de lograr mejores niveles de contraste que el de este LG G3, como el del HTC One (M8) o el del Sony Xperia Z2.
La temperatura de color, nuevamente, es un punto donde LG se posiciona en la media con 7.099K (el valor óptimo son los 6.500K). No obstante, aquí apreciamos un paso hacia delante respecto al LG G2, el cual aumentaba la temperatura de color hasta los 8.100K, una cifra bastante elevada. Nada de sobresaturación ni de colores pobres. Los tonos se encuentran muy próximos al valor óptimo, lo que es algo realmente positivo.
Por último, en el gamma, a diferencia de los valores anteriores, LG se ha distanciado de algunos de sus rivales y ha logrado un valor de 2.26 (el valor óptimo son 2.22), una cifra realmente buena. En el gráfico pueden ver comparaciones con los principales gamas altas del momento.
Los ángulos de visión de este LG G3, nuevamente, los podríamos situar en la media de la gama alta, lo cual no es precisamente malo teniendo en cuenta que todos los gamas altas ya lo hacen francamente bien en este aspecto. La mayoría de valores (temperatura de color, gamma, brillo…)apenas se ven alterados cuando inclinamos el dispositivo. Tan solo apreciamos una ligera pérdida de contraste si miramos el panel desde cualquiera de las esquinas y formando unos 30 grados con este. No obstante, es algo que la mayoría de paneles de la actualidad comparten y que no será apreciable en nuestro día a día.
Así pues, dejando a un lado los beneficios e inconvenientes de la resolución QHD de este panel, podríamos decir que estamos ante una pantalla realmente buena. Se encuentra en los valores medios en la mayoría de aspectos –lo cual no es malo teniendo en cuenta la gran calidad de las pantallas de los flagships actuales– y destaca positivamente en algunos como la resolución y el gamma. El único punto débil que he encontrado –y no está relacionada directamente con el panel, sino con el software– es la nitidez artificial que genera sobre las imágenes. Es una especie de procesado que realiza el terminal con el objetivo de que las imágenes parezcan aún más nítidas. Y, aunque la intención es buena, el resultado es desastroso, formando «halos» alrededor de los contornos en numerosas ocasiones. Ojalá LG desactive esto en una futura actualización de software.
Autonomía y sonido
La autonomía del LG G3 es otro de los factores donde más expectativas teníamos. Y es que el LG G2 contaba -y sigue contando– con una de las mejores autonomías del mercado, por lo que en este LG G3, como mínimo, esperábamos que se mantuviera. ¿Ha sido así? Desgraciadamente, no, y la razón principal es, nuevamente, la pantalla QHD que incorpora.
En reposo, el LG G3 es un auténtico mechero, como se suele decir. Puede aguantar días y días mientras su pantalla esté apagada, lo que significa que la gestión de energía que hace LG es realmente buena en reposo. En cambio, cuando la pantalla se enciende, las cosas comienzan a cambiar y el porcentaje de carga desciende relativamente rápido.
Para ser un poco más exactos, la batería de 3.000 mAh de este LG G3, en un día de uso intensivo, ha sido capaz de aguantar unas 13 horas encendido con unas 5 horas de pantalla. En días de uso medio, es capaz de aguantar unas 23 horas encendido, con unas 3:30 horas de pantalla. Son buenas cifras, de hecho están aproximadamente a la par de los flagships actuales, pero sí es cierto quequedan por debajo de las que obteníamos del LG G2 en su momento. Nos quedamos con ganas de más, a pesar de que no están mal.
En el apartado de sonido, el LG G3 supone un salto cualitativo para la compañía asiática. Encontramos un altavoz con 1 Watt de potencia, capaz de proporcionar un sonido bastante alto. Asimismo, también es bastante rico, algo que será agradecido por los amantes del buen sonido. Eso sí, no alcanza la excelencia del HTC One (M8) ni del HTC One (M7), que, en este sentido, son los reyes del sector.
Al comienzo de esta reseña planteábamos la pregunta: ¿habrá logrado LG hacer que este LG G3 se corone como el mejor smartphone del año? La respuesta a esta pregunta, como habrán podido deducir a lo largo de la reseña, es algo difícil. Está claro que es uno de los mejores, pero decir que es el mejor sería demasiado atrevido. ¿Por qué? Porque, exceptuando la definición de su pantalla, no encontramos una gran mejora con el resto de dispositivos coetáneos que marque realmente la diferencia; en la mayoría de aspectos está a la par de estos. Lo que sí podemos afirmar es que es uno de los dispositivos más completos del momento, pues apenas tiene puntos débiles.
No obstante, tras usar el LG G3 durante estas semanas, me ha quedado una sensación agridulce. Y es que el hype que muchos teníamos sobre este LG G3 era enorme. Parecía claro que iba a ser el mejor smartphone con diferencia, pero finalmente no ha sido así. Y la culpa de ello parece tenerla, en gran parte, la resolución 2K de la pantalla, que ha hecho que este smartphone pierda esa ventaja en autonomía y rendimiento que LG había logrado con el LG G2.
Pero insisto, eso no significa que este LG G3 sea una mala compra. De hecho es uno de los smartphones que recomendaría a casi todo el mundo, pues no tiene puntos débiles que me hagan descartarlo. Eso sí, personalmente, me queda la sensación de que pudo ser mucho más. De que este LG G3 pudo abrir un gap considerable con sus rivales sin esa pantalla 2K. Pero finalmente no fue así.