¿Ayuda a aumentar la productividad un segundo monitor?
Seguro que alguna vez lo hemos visto en alguna oficina: gente trabajando con dos monitores al mismo tiempo. Ambos están conectados al mismo equipo y cada uno muestra una serie de ventanas y aplicaciones diferentes. Al principio impresiona.
Si lo hemos visto seguro que también nos hemos planteado lo siguiente: ¿merece la pena? ¿realmente sirve para mejorar nuestra productividad? Vamos a daros una serie de consejos para explicaros cómo funciona trabajar con un segundo monitor.
Razones para usar dos monitores
Puede parecer un capricho o una forma de ostentar trabajar con dos pantallas. Sin embargo, tiene su razón en ciertas circunstancias. Puede ser muy útil ya que tener más cosas a la vista nos puede ayudar de muchas formas. Veamos algunos ejemplos.
Supongamos que tenemos una profesión en la que necesitamos mucha información en la pantalla. Por ejemplo diseñadores que necesitan mucho espacio para ver su espacio de trabajo y pueden llevarse las herramientas a otra pantalla.
Algo parecido ocurre con los fotógrafos o con los programadores que a la vez que van escribiendo código tienen la documentación a mano para cuando van surgiendo dudas o problemas. Tener cierta información a mano siempre es muy útil.
Pensemos por ejemplo alguien que siempre vive pendiente del correo o de las redes sociales porque su trabajo lo demanda. Podemos tener varias aplicaciones abiertas en diferentes pantallas para que todo esté presente y no tengamos que perdernos entre diferentes ventanas.
Para la gente que juega también es una herramienta muy útil ya que al conectar diferentes monitores en paralelo podemos expandir más la imagen y meternos de lleno en el juego. Ahí por ejemplo los monitores ultrapanorámicos ayudan mucho a tal propósito.
Si sois de los que no podéis dejar de hacer cosas mientras veis una película o una serie, con un segundo monitor podréis verlo a pantalla completa y seguir trabajando en la otra sin tener que apartar la vista o pasar de una aplicación a otra.
¿Cómo se instala un segundo monitor?
El proceso de instalación de un segundo monitor es muy sencillo. Si tenemos un portátil, lo único que necesitamos es tener una salida de vídeo. Si es un modelo moderno lo normal es encontrarnos un HDMI pero si el ordenador es algo más antiguo puede que la salida sea DVI o VGA.
En el caso de una CPU de sobremesa, tendremos que ver si nuestra tarjeta gráfica tiene más salidas de vídeo. Le damos la vuelta a la torre y vemos si además del conector donde va nuestro monitor principal hay más ranuras libres. En caso afirmativo, simplemente conectamos el cable al segundo monitor y lo colocamos.
Intentemos siempre que estén a a la misma altura y sean de tamaños parecidos. Esto nos permitirá hacer una vista más cómoda de las imágenes y no nos perderemos haciendo más movimientos de los necesarios. Una vez los tenemos instalados, es hora de configurarlos.
Configurar varios monitores en Windows y Mac
Cuando enchufemos un segundo monitor por primera vez en un ordenador con Windows, nos aparecerá una burbuja en la barra de tareas para decirnos cómo queremos configurarlo si como una pantalla duplicada o bien como una continuación del escritorio.
Lo normal es que configuremos la segunda opción y, en función de donde hayamos colocado el monitor, elegir en qué lado está configurado. El proceso es muy sencillo y si además usamos Windows 8 podemos utilizar la tecla Windows + Izquierda o Derecha para configurar varias ventanas según su tamaño.
En Mac el proceso es parecido. En este caso tendremos que ir al menú de configuración y en el apartado pantalla seleccionar cómo vamos a tener esa segunda pantalla. Una vez hecho, ya solo nos queda disfrutar de nuestro nuevo monitor.
¿Útil o no? Depende
Llegados a este punto, queda plantearse si utilizar un segundo monitor es realmente útil o no. ¿Es un capricho o más bien algo que aumenta nuestra productividad o mejora la experiencia? Depende del uso que vayamos a darle pero en los casos que hemos visto es fácil conseguir una mejora.
Al principio puede costarnos acostumbrarnos a trabajar con dos pantallas pero una vez nos acostumbramos no hay vuelta atrás. La clave está en encontrar un esquema con el que usarlos: varias ventanas, una aplicación a pantalla completa en cada una de ellas…
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